Los periódicos nos despiertan a veces con historias que nos hacen estremecernos. Esta, ocurrida este fin de semana en Valladolid es sin duda una de ellas. El pasado sábado por la noche, una madre, con sus dos hijas, se dispuso a entrar por la fuerza en una vivienda de la calle Templarios de la localidad vallisoletana para okuparla, ya que había sido informada de que se encontraba vacía. Su sorpresa llegó cuando, al lograr entrar en el piso, se encontró a un hombre en evidente estado de descomposición, tirado en el suelo junto a un radiador. El calendario sobre la mesita daba una pista sobre la fecha de la muerte: diciembre de 2010. Desde entonces, nadie había vuelto a saber de este señor y tampoco hubo sospechas de su desaparición por una razón surrealista: al no echarle nadie en falta, nadie denunció su desaparición, por lo que continuó cobrando la pensión y pagando el alquiler, que tenía domiciliado. La historia se torna aún más de película cuando, al ser la familia notificada del suceso, reveló a los medios de comunicación que el difunto, Ángel, había desaparecido por propia voluntad al separarse de su mujer, y que ni siquiera había firmado los papeles del divorcio. Fruto de aquel matrimonio nació Alba quien, junto al hermano del fallecido, trataron de buscarle en varias ocasiones pero sin denuncia a la policía, ya que sabían que se trataba de una desaparición voluntaria. Ángel llevaba huyendo desde 1982, y su historia fugitiva tuvo el peor final posible. Los restos y mobiliario encontrados en su casa, indican que estaba en una etapa primaria del Síndrome de Diógenes. Fuente: El Mundo Más: Síntomas del Síndrome de Diógenes Consulta nuestro servicio de limpieza en viviendas afectadas por el Síndrome de Diógenes Los comentarios están cerrados.
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