El trastorno de acumulación compulsiva de objetos y materiales supone un problema para los que la padecen, y en ocasiones puede llegar a ser muy duro de superar. Este síndrome, también conocido como disposofobia, sin duda alguna, complica las labores de limpieza y de ahorro energético en la vivienda, ya que el hecho de acaparar todo de manera obsesiva, provoca que se incrementa la factura eléctrica del mes, al desatender por completo las labores del hogar. Una persona que padece el síndrome de acaparador compulsivo acumula objetos de manera desenfrenada en la vivienda, sin importar el espacio disponible, la necesidad o el nivel de utilidad que tenga para el propio usuario. A medida que no se detecta el síndrome, puede agravarse conforme pasa el tiempo. Es importante, por lo tanto, reconocer este trastorno y empezar a tratar con el debido respeto que merecen. Es decir, puede que haya personas que desconocen que padecen de disposofobia o que ni siquiera quieren reconocer que lo padecen. Es por esto que se debe empatizar con la gente para ayudar y aprender a convivir de manera sana con este síndrome. La necesidad de acomular objetos se puede controlar. La eficiencia energética en las personas con síndrome de acaparador compulsivo
En este sentido, resulta muy complicado que una persona con disposofobia sea capaz de establecer un consumo eléctrico en el hogar. En la actualidad, por suerte, existe un abanico de posibilidades para establecer sistemas que contribuyan a construir un entorno responsable con el medio ambiente y ayude en la limpieza de la vivienda, esto es, a deshacerse de todas las piezas u objetos que no sirven en la casa. En primer lugar, hay que establecer una tarifa de energía que se ajuste a las necesidades y preferencias de la vivienda, de tal manera que no se emplee más consumo del que se precisa. Es posible que la potencia eléctrica contratada se encuentre por encima del suministro que se emplea en la casa. Asimismo, impulsar las instalaciones de autoconsumo. Existe una variedad muy amplia de aparatos en donde el propietario de la casa se encarga de la producción y forma parte de este proceso para establecer un consumo limpio, respetuoso con el entorno. Entre los más conocidos y desarrollados en la actualidad son: - Los paneles solares fotovoltaicos recogen la radiación del Sol para ofrecer luz, electricidad, agua caliente sanitaria y calefacción. Garantizan la independencia energética, de tal manera que el usuario reduce las facturas eléctricas porque el equipo se desconecta de la red convencional. - La aerotermia extrae el 75% del aire ambiental para calentar la casa, reduciendo en un 25% el consumo en comparación con el gas natural y un 50% si se equipara con el butano. Para aumentar de manera considerable la eficiencia energética y de la mejor manera posible es la domótica. Estos sistemas automatizan los diferentes aparatos electrónicos y los diferentes electrodomésticos de la casa para que se puedan monitorear sus funciones a través del teléfono móvil inteligente o smartphone. Así, el usuario puede, incluso desde la distancia, encender, programar y apagar los diferentes dispositivos, que se encuentran conectados a Internet. Por último, apostar por la tecnología LED, de baja densidad, capaces de consumir entre un 80% y un 90% menos de consumo que las bombillas incandescentes. De este modo, la luz ya no supone un problema que, además, permite no solo que se pueda cambiar la intensidad y regular su tonalidad, sino que también se puede integrar a la domótica. Por ejemplo, los sensores de movimiento detectan la presencia de alguien y se apagan de manera automática o programar para que se enciendan o apaguen a una hora determinada. Los comentarios están cerrados.
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