El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento en el que la persona afectada (normalmente la persona mayor) manifiesta un completo abandono de su cuidado e higiene personal y del entorno de vida, acumulando gran cantidad de desechos y basura, y voluntariamente se auto-cuarentena en su domicilio, pudiendo vivir una vida totalmente antihigiénica. También se conoce como trastorno afectivo ambiental o enfermedad de la autoexpresión en las relaciones de apego disfuncionales con objetos, animales, lugares y recuerdos. El nombre se asoció originalmente con el filósofo griego Aristóteles, de quien se dice que vivió como un vagabundo en Atenas, en un barril en lugar de en una casa y rodeado de animales. También se le ha llamado "síndrome de acumulación compulsiva" desde que se propuso por primera vez en 1975. Por definición “acumulación se define como un estado obsesivo característico del trastorno obsesivo-compulsivo, por el cual los artículos inútiles o triviales (p. ej., periódicos viejos, basura, revistas) se acumulan continuamente y no se pueden clasificar en orden ni tirar. La acumulación de objetos (generalmente en montones) conduce a la obstrucción del espacio disponible, incomodidad o deterioro de la función. Cualquier intento por parte de otros de persuadirlos para que retiren su reserva provoca una ansiedad extrema. Sin embargo, más precisamente, por su etiología, signos y síntomas, sería más adecuado llamarlo "trastorno deficitario". Recuerda que un trastorno es un conjunto de síntomas que incluye conductas “anormales”, conductas o estados fisiológicos que provocan malestar; leve, persistente o muy intenso, alterando el funcionamiento psicosocial del paciente. ¿Quién sufre el Síndrome de Diógenes? Se considera raro, pero no hay investigaciones sobre su aparición. Aunque el síndrome de Diógenes afecta principalmente a personas de la tercera edad, puede afectar a hombres y mujeres de todas las edades y niveles socioeconómicos. Origen y causas del Síndrome de Diógenes Entender el sindrome de diogenes, va muchos más allá de los sintomas, las causas y el tratamiento. Hagamos un repaso a todo lo que conlleva esta enfermedad. Acumular es un comportamiento natural de los animales y humanos Como puedes ver, es un síndrome con muchas causas. En el reino animal, algunas especies tienden a acumular cosas. Por ejemplo, las ardillas, curiosas por naturaleza, son precavidas y constantemente están escondiendo cosas en su entorno: nueces, avellanas o semillas. Los que luego olvidan, y por el bien de la naturaleza, crean árboles y frutos, que luego brotarán. Bajo el primer nombre de Síndrome de Diógenes, cada uno de nosotros lleva dentro de sí un potencial de acumulación interno: en la cocina guardamos; alimentos, platos, artículos para el hogar y muchos más. Esto también lo hacemos con dinero, pensamientos saludables y tóxicos, y aún hoy nos gusta juntar amigos o conocidos virtuales y personales en las redes sociales. Sin embargo, esto difícilmente nos impide disfrutar de la vida. La tendencia a acumular está profundamente arraigada no solo en nuestra historia evolutiva sino también en la estructura de nuestro cerebro. En 1973, los neurocientíficos John Blundell y Jake Herberg del Instituto de Neurociencias de Londres demostraron que en los animales, el instinto de coleccionar parece originarse en regiones subcorticales, es decir, regiones debajo de la corteza cerebral filogenéticamente antiguas. Luego, los neurocientíficos Hanna y Antonio Damasio de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles, concluyeron que para las personas con Diógenes, los impulsos potenciales a acumular cosas útiles provienen de regiones cerebrales similares a impulsos por recolectar comidas en el caso de los animales. Normalmente, este impulso es sofocado por la corteza prefrontal, una parte del prosencéfalo, o al menos adaptado a lo socialmente aceptado. Por lo tanto, el trastorno puede ser causado por un daño en esta área del cerebro. La mala formación cognitiva de categorías La construcción compleja de categorías se forma en nuestra vida cotidiana a partir de entidades llamadas conceptos y cognitivas avanzadas al nivel de categorías conocidas o desconocidas. Un concepto es algo que está bien definido y tiene características bien definidas que comparten en el grupo al que pertenecen. Por lo tanto, el perro difiere de una silla y en el concepto del documento, podemos distinguir organizando la descentralización de la importancia del título o el papel suelto de la escuela donde registramos con urgencia. Del mismo modo, bajo la guía cognitiva, podemos identificar los conceptos más representativos de la categoría, según el contexto. El supuesto teórico subyacente de este sesgo psicológico es que actuamos de acuerdo con lo que pensamos. Por lo tanto, en el concepto de comida navideña, muchos de nosotros podemos pensar en delicioso "pavo cocido". También formamos todo tipo con los conceptos y variaciones que presentan de acuerdo con sus características. En la clasificación de las sillas o perros podemos distinguirlos claramente y podemos identificar a un gran número de sillas y de nuestros amigos peludos precisamente en virtud de las características de cada uno de ellos en su clase. Las categorías tienen diferentes niveles de abstracción y amplitud y están relacionadas entre sí, formando jerarquías denominadas categorías. Además de la clasificación científica, que es muy sencilla, los tipos comunes suelen tener tres niveles de abstracción:
Relaciones de apego con las personas, los objetos, los lugares y las ideas Marschall (2013) señala que el paciente sufre una angustia severa, que va desde el desorden de almacenamiento en el hogar, hasta la dependencia excesiva de las posesiones en el mismo, hasta el aislamiento social. con cambios en la corteza prefrontal, aunque es responsable; Para planificación, almacenamiento y toma de decisiones, entre otros. Produce un comportamiento acumulativo pero no permite que los objetos se separen de los objetos útiles o inútiles (Marschall, 2010, p. 56). El impacto de los acontecimientos de la vida cotidiana En el trauma psicosocial, las personas experimentan pérdidas significativas en sus vidas (parejas, trabajos, amigos o relaciones importantes que involucran personas, lugares, ideas o cosas) y la forma en que te proteges del entorno es acumulativa. Si los padres tienen este trastorno, es muy probable que sus hijos lo desarrollen, ya sea de forma indirecta a través del aprendizaje o la imitación. Los rasgos de personalidad En cuanto a los rasgos de personalidad, suelen ser paradójicamente perfeccionistas (intentan ordenar el caos de la casa y nunca empiezan a montarlo) y obsesivos (acumulan más y más). Y, con apegos disfuncionales que no les permiten soltar cosas inútiles acumuladas. La presencia de otras condiciones mentales de los pacientes Las comorbilidades o la presencia de otros problemas de salud mental también facilitan su presencia, como en el caso de antecedentes de: depresión, esquizofrenia, demencia relacionada con la edad, envejecimiento, ansiedad, trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo e inatención, entre otros. El punto de vista de la genética En 2007, psicólogos de la Universidad Johns Hopkins analizaron los genomas de acumuladores compulsivos y sus familiares para detectar la presencia de genes acumuladores. En ambos grupos, los investigadores encontraron que un defecto en el cromosoma 14 puede ser un factor de riesgo para la aparición de este cromosoma (Marschall, 2010, p. 61). El caos en el que se convierte la vivienda Convierten la casa en un lugar difícilmente habitable, lleno de objetos, peligroso e insalubre por la acumulación excesiva. Podemos definir dos tipos principales de objetos apilados:
Estos incluyen:
Una persona con síndrome de Diógenes puede desarrollar una afección cutánea llamada dermatitis pasiva, en la que se desarrolla una costra córnea sobre la piel. Esto suele deberse a la falta de lavado regular. Otra complicación que los médicos han encontrado es la mala higiene bucal, que puede provocar caries y halitosis. El síndrome de Diógenes suele estar relacionado con enfermedades mentales que incluyen (signos):
Esta enfermedad puede ser difícil de tratar. También puede ser difícil cuidar a las personas que la padecen. Tratamiento del Síndrome de Diógenes El síndrome de Diógenes puede ser difícil de tratar en algunas personas, pero el cuidado continuo es importante. Las personas con este trastorno pueden correr el riesgo de sufrir enfermedades o lesiones que pongan en peligro su vida si no reciben tratamiento. Su enfermedad también puede suponer un riesgo medioambiental para los que les rodean. Un médico buscará los factores subyacentes para ayudar a determinar el mejor tratamiento. Determinar la capacidad de la persona es un primer paso importante. Si la persona es capaz de participar en su propio tratamiento, las terapias conductuales, como las utilizadas para el acaparamiento compulsivo, pueden ayudar. Los tratamientos pueden incluir medicamentos utilizados para tratar la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la depresión o la psicosis. Los grupos de apoyo u otros tipos de redes de apoyo también pueden ayudar si la persona está dispuesta a participar en ellos. Es posible que una persona con este trastorno necesite recibir tratamiento en régimen de internamiento. Otras veces, puede que sólo necesite que un cuidador vaya a su casa para controlarla. Su médico decidirá cómo trabajar con la persona y su familia para ayudar a elaborar un plan de tratamiento. Si conoces a alguien que pueda padecer esta enfermedad te recomendamos acudir inmediatamente a un profesional para que realice un tratamiento adecuado para el paciente y además, solicitar una limpieza de Síndrome de Diógenes para que la vivienda se recupere y pueda ser habitada nuevamente.
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